Para vender, la empresa no puede dejar de hablar acerca de sus productos y servicios, acerca de sí misma de su marca, de su identidad y de sus valores. Los valores de la empresa se insertan en los valores sociales, difundidos desde los medios de comunicación. La empresa no puede articular sus valores de manera inteligible para la sociedad si carece de sensibilidad hacia los valores emergentes en ella. Antes de hablar, la empresa debe escuchar.Un ejecutivo de una emisora de televisión, sobre quien pesaban responsabilidades sobre los contenidos de la programación, me contaba que él no permitía que sus hijos vieran algunos programas de su canal, porque los consideraba perniciosos. Un punto de partida para la responsabilidad social es hacer con los demás o con sus hijos lo que uno quisiera que hiciesen con uno o con los propios hijos.Pensar responsablemente sobre la influencia que los valores de la empresa tienen en la cultura es decir, sobre los valores personales y sociales vigentes, exige empezar por pensar las acciones de la propia empresa desde el punto de vista del destinatario, algo que se puede anticipar al pensarse a sí mismo como tal. Medir los mensajes desde la perspectiva del destinatario sería la enseñanza. Una enseñanza que devendrá difícil de olvidar al acabar de leer Comunicación empresarial responsable.
