La figura de Muntadas en todos sus trayectos geográficotemporales marca un dibujo planetario señalado por su permanente y comprometida itinerancia. La mediatización del espectáculo de la violencia en Colombia, la antología de su obra en su ciudad natal, la impronta del muralismo revolucionario y la censura en el DF, el rescate de lo documental fotoquímico de un maestro olvidado como Delano en San Juan, la critica visión histórica de los jardines y los pabellones de la Bienal de Venecia, los contrastes con la memoria política porteña, son todos parte de una tensión de lecturas entre lo local y lo genérico, en relevamientos que sólo Muntadas parece ver y cuestionar.Focalizarse en la obra de Muntadas implica siempre escudriñarse y leerse a sí mismo en la tarea de pensadores y críticos de la cultura. Cada escrito es parte de la columna vertebral de un proyecto complejizado por varios autores en el propio cuestionamiento de ese género literario como puede ser el que se refiere al arte.Temática clave, que nos remite a la misma existencia de estos volúmenes que presentamos como un lugar de crítica y testimonio, el cual excede y se desprende del continente de las exposiciones, para convertirse en un libro con peso propio sobre la razón y la crítica del arte, la cultura, los medios, la sociedad, pero particularmente sobre una idea de lo admirable, que raras veces circunda la ética de una actitud existencial a partir de la obra de un artista.Pensando ya en un próximo ConTextos como parte de toda una saga, una compilación en traducción, con todas las acepciones de esta palabra extensamente definida y pensada por casi todos los autores de Muntadas ConTextos, la traducción, traslación, desplazamiento, son parte de un juego textual de pensamiento que va perdiendo su referente original, las obras precisas, las exposiciones particulares, para convertirse en un juego complejo de lectoescritura y en una alegoría.Este texto está concebido como un te
