El presbítero Adrián Vitali se enamoró siendo cura. El embarazo de su mujer y la reacción del arzobispo Primatesta forman parte de este libro. Diez años después de pedirla, el Vaticano le concedió la dispensa para casarse por iglesia.Resaltaba que el sacerdote unido en matrimonio debe ausentarse de los lugares en los que era conocida su anterior condición.Cuando el Arzobispado de Córdoba sancionó al presbítero Nicolás Alessio por su mílitancia en favor de la ley de matrimonio igualitario la discusión con el arzobispo Ñáñez es uno de los puntos centrales del libro, quedó la sospecha de que más que las convicciones íntimas del padre Alessio, preocupaba su ostentación. Los cinco curas acordaron entonces que confesiones silenciadas era un subtítulo inmejorable para describir una especie de ley de omcrtá que parece regir las relaciones intereclesiales. De existir tal ley, este libro acaba con ella. Abre un espacio en el que todo puede discutirse: las expresiones sexuales en el seminario, las recomendaciones para no usar la palabra justicia en los sermones, la manera en que se financian los sacerdotes, los enamoramientos que como hombres les suceden a los curas.Horacio Fábregas abandonó el sacerdocio ante la hipocresía del celibato Lucio Olmos no resistió la presión para que no diera el mal ejemplo de trabajar mientras era cura Elvio Alberione fue separado por denunciar lo que entendía eran negociados de empresarios y abogados de su comunidad.Ahora decidieron reunirse para que vuelvan a escucharse sus voces. Sus confesiones silenciadas.
