Después de caracterizar la imagenmovimiento en el primer volumen de Estudios sobre cine, Deleuze insiste aquí en su categorización del hecho cinematográfico proponiendo la descripción de la imagentiempo, es decir, aquel fenómeno que surge después de la segunda guerra mundial y puede identificarse, a rasgos generales, con el llamado cine moderno. Las preguntas que se plantea el autor a partir de ahí son diversas, pero pueden reducirse a dos cuestiones esenciales. Para empezar: ¿cómo se presenta el pensamiento en ese tipo de cine? Y luego: ¿a través de qué procedimientos específicamente cinematográficos? Como filósofo, Deleuze responde a estos interrogantes alegando que, a partir de Resnais o Godard, el tiempo deja de ser simplemente la medida del movimiento para convertirse en la materia misma de la imagen fílmica, su objetivo primordial.Luego identifica ese tratamiento del tiempo con los nuevos perfiles de la época, con los límites de la contemporaneidad, desde los cambios en el estatuto del sujeto hasta las variaciones sociohistóricas que experimenta su entorno. Y, para terminar, relaciona todo eso no sólo con el esbozo de una nueva periodización de la historia del cine, sino también con un enfoque capaz de revitalizar la metodología teórica que hasta el momento de la intervención de Deleuze había servido como instrumental retórico para su abordaje.
