Desde sus precursores Manuel Belgrano y Juan Hipólito Vieytes hasta nuestros días, la educación agropecuaria en la Argentina ha pasado por diversas vicisitudes: tiempos de bonanza y de desamparo.Plencovich, Costantini y Bocchicchio utilizan las estaciones climáticas como metáfora, su primavera, verano o veraníto de San Juan, su otoño y su invierno. De esta manera, los autores han califcado el decurso del interés, el esfuerzo y las concreciones estatales y privadas alrededor de esta propuesta formativa. Este estudio se basa en un proyecto de investigación UBACYT realizado en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires en el periodo 20032007, constituyéndose en un aporte sustantivo por su profundidad analítica y por la escasez de bibliografía referida a la materia.El proceso de reflexión sobre la educación agropecuaria lleva necesariamente a repensar la actualidad del medio rural, cómo se manifiestan sus diferencias con respecto a lo agropecuario y cómo se manejan sus actores en el entorno local, regional, nacional. Sin soslayar el análisis espacial y temporal de las escuelas. Ellas no son empresas, pese a sus desarrollos productivos o al tamaño dé sus predios sin embargo un análisis solo pedagógico, censal y administrativo resultaría insuficiente dada su complejidad constitutiva.Instalar el proceso educativo dentro del conjunto de variables que integran lo rural, comprender La educación agropecuaria argentina vinculada a la equidad, la dignidad, la construcción de ciudadanía, la solidaridad y el patrimonio cultural y económico constituye el mejor argumento para la lectura de este libro.
