El próximo 10 de diciembre de 2015 se habrán cumplido exactamente 12 años, seis meses y 13 días desde que el 25 de mayo de 2003 Néstor kirchner asumiera la Presidencia en la Nación en el marco de la más profunda crisis que hayamos atravesado. En un contexto de inmensa frustración y desesperanza, ese hombre, que llegó con más desempleados que votos, nos propuso un sueño, nos habló de futuro y con voluntad, coraje y decisión le devolvió la dignidad al pueblo argentino.Cambió es el nombre del futuro, dijo aquel día. No se refería sólo un cambio económico, cultural o social, sino una nueva manera de construir en política. Él anticipó que los dirigentes íbamos a ser juzgados y ya no por los discursos sino por nuestras conductas, por nuestras acciones, en definitiva por los resultados de una política a favor de nuestra sociedad y nuestro país.Y no fue magia.Gobernar es tener una idea de país, un proyecto, pero también le voluntad y la capacidad para llevarlo a cabo. No fueron los discursos ni las batallas simbólicas las que lograron que la argentina se recuperará fueron acciones y políticas concretas que comenzaron aquel 25 de mayo y que seguimos profundizando.Desde el primer día construimos los cimientos de este proyecto político, ladrillo por ladrillo. Es una obra sólida, firme. Merece ser completada.Debemos completar los miles de kilómetros de rutas realizados, las miles de escuelas edificadas, la inmensa cantidad de nuevas viviendas y de las viviendas refaccionadas, debemos seguir garantizando el derecho a vivir dignamente a nuestro jubilados, continuar con la asignación por hijo, impulsar la educación a todos los niveles, la salud para todos los que habitan este pueblo argentino, la continuidad de los paritarias laborales, el desarrollo de una ciencia y tecnología para todos los sectores, mantener viva la llama de nuestra soberanía en Malvinas, la Antártida e islas del Sur.En definitiva debemos seguir empeñados en construir soberanía intelectual, que es
