Anzuelo

He sostenido siempre que el humor y la ironía son cosas serias en literatura. Hasta ahora, los textos de Carmen Nani me seducían por esa cuota de inteligencia manifiesta que me volvía cómplice y lectora satisfecha. En este nuevo libro, la autora va por más, agrega temáticas que subyugan por su sensibilidad, que ocasionan en el lector un cimbronazo, que provocan una sensación acaso de abismo nutritivo. Hace que el lector se emparente con una realidad que muchas veces deja pasar. Robert Louis Stevenson decía que la dificultad de la literatura no es escribir, sino escribir lo que quieres decir y agrego, que es imprescindible la capacidad de transmitir llegar al otro para que el corazón y la mirada se conjuguen, para que cesen las cortinas de agua que no dejan ver. Además de esa sensibilidad, Carmen nos introduce en lo terrible, visualiza miedos, se sumerge por renglones oníricos, rastrea en la infancia, se introduce en un mundo de fantasía, abre un abanico de temáticas, se despliega. Todos sabemos que narrar es un arte, y la atención estará siempre puesta en el modo, en esa originalidad nada fácil de conseguir, en esa idea que va germinando en la cabeza del escritor. Isaac Asimov decía que el primer paso para hacer un buen estofado de conejo es atrapar al conejo y me encanta pensar en eso. No cualquiera de nosotros puede asir una idea y convertirla en un buen cuento o relato.Carmen es una narradora scout, que explora el lenguaje, que se aventura en imágenes, que hace volar su imaginación, que no se detiene en la obviedad del decir, y nos permite sentir e intuir. Su voz narrativa es muy particular. Por eso, cada vez que un texto suyo llega a mis manos, me vuelvo impaciente y ávida. Y que un lector se sienta así, es tan reconfortante que no me puedo resistir a recomendar Anzuelos.Lily Chavez