Afuera el mundo parece temblar como si una brecha imprecisa lo empujara. Cuando el piso sobre el que las protagonistas de El cielos de los otros parecían estar sostenidas empieza a moverse, cuando ese suelo revela su amenaza, desde los estertores de un cautiverio heredado nace la intución de un cielo.Cada cuento de Flavia Liendo es un corredor por el que sus personajes se deslizan persiguiendo los indicios de ese cielo abierto, vislumbrando ese afuera que las pone a salvo. Son mujeres las que peregrinan por esta prosa, principales aún en la evocación de los hombres cuando excepcionalmente ellos narran o llevan adelante las acciones. El cielo es de ellas, y de algún modo lo saben. La autora les da con sus relatos la posibilidad de una intemperie, variantes a la atmósfera en la que podrían haberse ahogado, que también son variantes en la construcción sintáctica, con una puntuación que muchas veces particiona lo que podría haber sido una oración larga.El camino al cielo es una senda accidentada: esa podría ser la sensación que este libro deja, tanto en las historias como en la forma que elige Flavia para contarlas, en un estilo que respira a través de esas fracturas, separando a cada parte del todo para que su fuerza propia quede evidenciada.Laura Pratto
