Juliana Maure

Dentro de la prolífica producción literaria de Mabel Pagano, Córdoba ha tenido un lugar de privilegio. En Malaventura nos relató la azarosa vida de doña Luisa Martel de los Ríos, la mujer de don Jerónimo Luis de Cabrera, el Fundador de la ciudad, y las penurias de su viudez. Lorenza Reynafé fue la protagonista de una novela que lleva su nombre por título y que transcurre en los convulsionados tiempos de la tragedia de Barranca Yaco y la caída en desgracia de sus hermanos, acusados de la muerte del general Quiroga. De otra víctima de esa tragedia se ocupó en Clara Oliva, el abismo de la espera, en la que relató las desdichas de la novia del coronel Francisco Reynafé, al que esperó más allá de su muerte. Y en Esclava del señor contó las dificultades que debió sortear Saturnina Rodríguez Montenegro, la madre Catalina de María, para fundar la congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús.Esta vez la protagonista es Juliana Maure, la porteña casada con el general Juan Bautista Bustos, el primer gobernador constitucional de la Provincia en los no menos agitados años de las guerras civiles. Sus recuerdos durante la larga agonía de su marido en Santa Fe, tras la batalla de La Tablada, recrean los episodios de una vida compartida entre ambos con intensidad, al amparo de la pasión que los unía.Admiramos a los próceres por sus contadas hazañas, pero llegamos a quererlos por sus incontables pequeñeces cotidianas, esas que la historia rara vez registra y deja en manos del novelista, que les da vida. La prosa fluida y amena de Mabel Pagano ha logrado reconstruir con maestría los sucesos y el entorno de época, mediante una ajustada pero cautivante descripción de convenciones sociales, hábitos, costumbres y lenguaje, y un cuidado respeto del contexto histórico. Y lo que es más importante, ha conseguido rescatar la faz humana de los protagonistas, liberándolos del bronce del procerato para acercarlos a nuestra dimensión de simples mortales.Prudencio Bustos ArgañarásCórdo