Escrito en 1923, El baile del Conde de Orgeles una bella muestra de la capacidad de Raymond Radiguet para la plasmación de la debilidad humana. La debilidad fruto del amor, de la pasión, si bien en este libro ese amor nunca es consumado, ya que se mantiene en un plano psicológico y es en ese aspecto en el que el autor juega con maestría sus cartas, mostrando la relación sutil que se establece entre Franis de Séryeuse y Mahaut de Orgel.La historia pone en relación a ambos personajes de forma casual en un principio es el joven Franis el que empieza a caer rendido ante los encantos de la condesa de Orgel, una mujer reservada, hermosa y fiel a su esposo, Anne. El aprecio que éste siente hacia el joven es producto de su vanidad, de su afán por rodearse de personas ingeniosas o animadas, que puedan servirle como elementos decorativos en sus propias fiestas y de las cuales se aprovecha en la medida en que le son útiles Franis se prestará a este juego por su inocente aprecio hacia el conde y por la pasión que le provoca su mujer. Pronto Mahaut comprenderá también que sus sentimientos hacia el joven son algo más que amistad, pero tratará de cortar la relación antes de que la tentación les precipite en una situación sin remedio.La historia, como puede observarse, es bastante manida. Lo interesante de esta obrita es el tratamiento que Radiguet da a esa relación nunca consumada mientras que Franis, joven e impetuoso, cae de forma inmediata bajo los encantos de Mahaut de Orgel que para él no sólo representa la belleza, sino la elegancia, la nobleza e incluso la virtud, ella se ve sometida a cavilaciones muy sutiles. La habilidad del autor para plasmar ese progresivo y sutil enamoramiento es tan sublime como hermosa: la condesa comienza por ignorar su incipiente pasión, después la disfraza de afecto, la tacha de inconsistente y, finalmente, la acepta con madurez y responsabilidad.De hecho, el acercamiento entre esos dos manteses
